Esta observación, que es queja y lamento a la vez, sirvió de título a una nota publicada por el Arqto. Rodolfo Livingston, en “EL CRONISTA CULTURAL”, fue el 20 de mayo de 1990 y en ella denunciaba la falta de interés e iniciativa de ciertos funcionarios capitalinos al no explotar en beneficio de la cultura ciudadana y poner al servicio del caminante, todo lo que puede obtenerse desde un puesto de observación. Se refería a las partes altas de muchos edificios de la Capital Federal, exponentes de notables arquitecturas, en aquel trabajo sugería la instalación de telescopios, ventas de postales por pocas monedas, con lo cual se solventarían los gastos de mantener dicho servicio en condiciones. Decía Livingston: … “esa necesidad de trepar y de verse enteros es un impulso ancestral. Siempre que un chico ve una lomita se trepa y cuando ve un balcón se asoma. Son impulsos naturales en nuestra especie como lo atestiguan los dólmenes y menhires, monumentos prehistóricos que se colocaban en lo a...
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